ESTRECHO

En 2019 cumplí uno de mis mayores sueños «Crucé el estrecho de Gibraltar a nado», sueño que puede terner casi cualquier nadador de aguas abiertas de larga distancia.

Hace cuatro años que inicé la solitud para hacer el cruce, me puse en contacto con la asociación que organiza los cruces ACNEG, y después de enviar una serie de documentación y datos personales, todo quedó tramitado correctamente, ya solo tocaba esperar que se pusiesen en contacto conmigo para que me confirmasen cuando era mi turno.

A finales de octubre del año 2018 recibí un email de la asociación donde me confirmaban que en el 2019 era mi turno! Cuando recibí esta noticia que llevaba tanto tiempo esperando, ya estaba embarazada de mi segundo hijo Luca y de verdad os digo que en nigún momento pensé en dejar pasar esta oportunidad. Yo salia de cuentas a finales de marzo y el cruce se realizaría la tercera semana de junio . Siempre confié que todo iba a salir bien, las cosas iban tan a mi favor que mi bebé se adelantó tres semanas y tras una cesarea fueron clave para mi pronta recuperación. Mi hijo nace el 5 de marzo y el 7 de abril tras un postparto duro tras una cesarea comienzo mis entrenamientos, nos desplazamos a Lanzarote toda la familia. El clima es un buen aliado para motivarte a entrenar.

Por fin llegó el esperado momento y nos plantamos en la tercera semana de junio. Llegó el gran día, el 17 de Junio. Habíamos quedado en el puerto de Tarifa con los patrones del barco Cristina y Fernando , y Laura presidenta de la asociación. Allí estaban mis dos compañeros Angel y Carlos con los que realicé el cruce.

Este día la situación era critica por el viento y la corriente pero aun así deciden que salimos a intentarlo. El cruce se comienza tocando tierra, una vez que el juez pita comienza el cruce, la primera hora de nado tiene que ser continua y sin parar, hay que salir de una corriente de agua muy fuerte y no queda otra que nadar y nadar.

En todo momento vamos siguiendo a Columba (barco blanco) que va haviendo mediciones constantemente para ver el estado de las corrientes. En el cruce también vamos custodiados por una zodiac donde va Fernando, el juez que certifica el cruce, y donde se realizan los avituallamientos, son muy cortos (menos de un minuto), no puedes tocar la embarcación y siempre hay que nadar en grupo.

Después del primer avituallamiento, continuamos nadando. Yo empezaba a notar olas muy fuertes pero como me gustan tanto seguia disfrutando de la travesía, poco después del primer avituallamiento y cuando llevabamos casi 6km nadados, escuché un pitido. Un pitido que sabía que no eran buenas noticias. Y así fue, tuvimos que abandonar el cruce porque la corriente nos estaba llevando hacia los puertos marroquíes y nos estabamos poniendo en peligro, la previsión era cada vez peor. En ese momento pensé que esto no podía estar pasando, mi sueño no podía terminar de esta forma, pero por otro lado no podíamos luchar contra el mar y el viento. Y esque la dificultad de cruzar el estrecho principalmente son las condiciones climatologicas tan cambiantes.

Nos montamos en el barco y volvimos de nuevo al puerto de Tarifa. Cuando llegamos nos confirmaron que tendriamos una segunda oportunidad al dia siguiente.

Solo quedaba confiar y esperar. Nunca en mi vida he estado tan tranquila ante una travesia.

https://www.europasur.es/deportes/Estrecho-Gibraltar-segunda-oportunidad-nadadores-espanoles_0_1365163813.html

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