CHARLA TEDxAlcarria 26 de Febrero de 2022

¡AGUA! 

La vida es como una corriente de agua, hay veces que va a favor, otras en contra, te puedes encontrar obstáculos y a veces solo tienes que seguirla.

Después de cruzar el estrecho de Gibraltar en junio de 2019 me inscribí en una ultra maratón de 31Km en el rio Ebro pensando que iba a ser fácil e iba a tener la corriente a favor y que los 31 Km se me harían amenos (eso es lo que me habían contado compañeros nadadores que habían hecho esta travesia en ediciones anteriores) Solo 15Km tuve corriente favorable no tan fuerte como yo esperaba ni como en el resto de las ediciones anteriores. Hasta llegar a meta tardé 7h30min nadando a contracorriente y encontrándome muchos obstáculos, la temperatura del agua era muy elevada 27º y la vegetación muy frondosa, tuve que parar en numerosas ocasiones porque me quedaba enganchada en ella y tenía que quitármela para poder seguir nadando. Me quedaba literalmente enredada en la vegetación. 

Y es que la vida es así Una CORRIENTE

Cuantas veces nos dejamos llevar por lo que nos cuentan y luego cuando está ocurriendo o ha ocurrido la percepción que teníamos no es como la que nos habíamos imaginado! Os ha pasado verdad?

Seguro que muchos o la mayoría de vosotros os preguntareis ¿Por qué nado? Y ¿Qué pienso cuando nado? 

Mi respuesta a la primera pregunta es: nado porque me siento libre, como pez en el agua. Es una sensación de libertad que solo me da el agua y curiosamente mucha más libertad cuando nado en el mar que cuando nado en aguas confinadas.

En muchas ocasiones también me han preguntado de que huyo, por lo que parece si corres o nadas tienes que huir de algo. Pues no es mi caso, no huyo de nada sino que en el medio acuático me siento cómoda y  en mi ambiente.

 Muchas veces me planteo como una alcarreña puede nadar tan bien en el mar teniéndolo tan lejos!

Y es así, cuando no tienes cerca algo que te importa y te hace feliz cuando lo tienes lo aprecias muchísimo más ( o asi me lo planteo yo) por eso cada vez que nado en el mar intento aprovechar y disfrutar cada brazada. Valorar lo que tengo  en cada momento y aprovecharlo al máximo y por suerte todo esto que os cuento he sido capaz de trasladarlo a mi vida diaria y os aseguro que es maravilloso sentir y percibir millones de cosas de las que antes no era consciente. Se que una cosa es la teoría y otra la práctica y que es complicado con el ritmo de vida que llevamos parar, intentemos vivir el momento y apreciar las pequeñas grandes cosas que nos ofrece la vida.

Y cuando nado solo pienso en una cosa: en nadar. 

La mayoria de travesías en las que nado son de ultra distancia, antes de empezar a nadar pienso que me queda una jornada laboral por delante pero nadando!.

 Así de primeras parece una exageración pero luego cuando estoy dentro del agua solo pienso en lo que ya he nadado y no en lo que me queda.

Aunque muchos creáis que No el ser humano tiene un gran poder de adaptación a cualquier situación.

Tantas horas dan para pensar y mucho, seguro que todos vosotros lo habéis sentido en la piscina y en el mar cuando os sumergis: esa sensación de estar bajo el agua y sentir un sonido muy característico que solo sientes bajo el agua. Estar tan contigo misma, estar tan pendiente de la respiración, de sentirte, de sentir cada movimiento, cada brazada, cada patada, cada roce del neopreno en tu cuello, la lengua inflamada de  estar tanto tiempo en contacto con el agua salada, es sentir una conexión tan grande contigo misma que te traslada a un estado prácticamente meditativo.

No siempre es así de bonito, la cabeza te juega malas pasadas y empiezas a notar que te rozan cosas cuando no hay nada, de repente te pica todo el cuerpo y no hay ninguna medusa, o entras en un banco de medusas y empiezas a notar como te están picando por todo el cuerpo. Y piensas que si te pica una más vas a tener que retirarte porque no soportas mas el dolor y el picor. 

Cuando el cansancio se apodera de mi y dar dos brazadas seguidas se convierte en un sufrimiento siempre me viene una frase a la cabeza que me decía mi entrenador: AHORA es cuando tienes que nadar. Y así hago: nadar, nadar y nadar.

Despues de mis expetiencias como nadadora de de ultradistancia he llegado a la conclusión que el entrenamiento es algo clave pero realmente la que te va a llevar hasta el final es la cabeza.

Y como decía Stephen Hawking “La inteligencia es la habilidad de adaptarse a los cambios”

Os quiero contar una cosa que me pasó en septiembre de 2020 en una travesía en la isla de el Hierro en Canarias, cuando llevas unas 6 horas nadando, me habían picado más de 30 medusas, mis fuerzas tanto físicas como mentales estaban al mínimo, una corriente que no me dejaba avanzar, mi cerebro me pedía dejar de sufrir y retirarme. Pues justo en ese momento me encontré con un pequeño grupo de nadadores que estaban parados y en la misma situación que yo. Juntos decidimos continuar, de hecho, uno de ellos dijo una frase que para mi fue clave y fue lo que me motivó a seguir con todas mis fuerzas “Si llegamos a meta somos unos héroes” y yo pensé: “yo hoy quiero ser una heroína” y tras 7 horas y 15 minutos nadando conseguí llegar hasta la meta.

Y es que en la vida NECESITAMOS de las personas (de los unos y los otros) para poder avanzar.

El agua me ha dado tal fortaleza mental que intento no ver los inconvenientes o problemas como impedimentos sino como oportunidades y formas de encontrar soluciones. Os podéis imaginar que me gusta conseguir todo lo que me propongo en la vida. 

Creo en la suerte pero también creo que se tienen que dar una serie de factores y circunstancias favorables para conseguir todo aquello que te propones.

Y asi fue en mi caso, tuve la SUERTE de poder cruzar el estrtecho de Gibraltar a nado en 2019. Un año después comenzó la pandemia y se cerró la frontera con Marruecos por lo que se tuvieron que suspender todos los cruces programados.

Os cuento mi trayectoria como nadadora:

Llevo nadando y compitiendo desde los 6 años, tanto en natación como en salvamento y socorrismo. Tras un parón por estudios y trabajo decidí retomar el deporte cuando tenía 30 años (ya casi ha pasado una década jajaj) hice varios triatlones XTERRA consiguiendo una clasificación para el mundial que se celebro en Maui (Hawaii) en 2015.

Lo que más me llamaba la atención era la natación en aguas abiertas y fue en el 2015 cuando decidí prepararme mi primera travesía, nadé 10Km desde las islas Cies a Vigo. Recuerdo perfectamente como me sentí, mi lengua estaba tan inflamada por la sal que apenas podía hablar, pensaba que nunca llegaría a la orilla y recuerdo la emoción de abrazar a mi marido y mis padres cuando llegué. 

Desde que empecé a nadar en aguas abiertas he participado en numerosas travesías tanto en Españas como en otros países: En Marruecos nadé una travesía por etapas en el Sahara, he nadado en el Támesis en Inglaterra, en Grecia. El año pasado crucé nadando desde Lanzarote a Fuerteventura (17km) Y es que lo bueno de este deporte es que conoces sitios espectaculares y uno de mis objetivos es recorrer el mundo nadando. 

Fue en junio de 2019 cuando pude cumplir uno de mis sueños, esta travesía es una de las más soñadas por los nadadores de aguas abiertas. “CRUZAR EL ESTRECHO DE GIBRALTAR A NADO” siempre tuve claro que algún día lo cruzaría y así ha sido.

Esto de querer cruzar el estrecho no es algo rápido, que decidas hacer y puedas hacerlo inmediatamente. En mi caso, he estado en lista de espera 4 años desde que inicié los tramites hasta que conseguí cruzarlo. 

Sobre el mes de octubre/noviembre del 2018 recibo un email de confirmación en el que me informaban que el 2019 era mi año y que había llegado el momento de cruzar.

Como todo en esta vida llega cuando menos te lo esperas, cuando recibí este email ya estaba embarazada de Luca y cuando me enteré de la noticia en ningún momento pensé en dejar pasar mi oportunidad pese al esfuerzo y sacrificio que esto me supondría.

Los trenes pasan una vez en la vida.

La natación es un deporte maravilloso que me ha permitido nadar casi hasta el final del embarazo.

Cuando crucé el estrecho mi segundo hijo Luca tenía tan solo tres meses, él ya desde antes de nacer sabía lo que su madre se traía entre manos. 

Luca nace el 5 de marzo y el 7 de abril de 2019 después de un postparto duro tras una cesárea me puse mi bañador y empecé a entrenar de nuevo. Eso si, elegí un destino motivador, ¡Lanzarote! Allí nos desplazamos toda la familia para iniciar unas vacaciones deportivas que me ayudaron y motivaron a volver a los entrenamientos.

Desde el primer momento me sentí muy fuerte en todos los sentidos y nadar me sentaba estupendamente ya que me permitía tener mi momento, mi espacio y dedicarme un ratito solo para mi,  algo que siempre he valorado mucho. 

Mis entrenamientos fueron muy duros, entrenaba cada día haciendo sesiones muy largas en la piscina. ¡Es lo que tiene vivir en Guadalajara!

Os cuento como me he sentido como deportista y madre:

Conciliar no es algo fácil, siendo madre lactante me tenía que organizar para poder entrenar entre toma y toma o dejando mi leche preparada al bebé por si la necesitaba. 

Un pilar fundamental en mi vida es la familia, siempre están dispuestos y disponibles para hacerse cargo de las criaturas para que yo me pueda dedicar a entrenar. Sin ellos todo lo que hago no sería posible.

Momento del cruce:

Durante el cruce en todo momento vamos acompañados por un barco blanco que constantemente va haciendo mediciones de las corrientes y también nos acompaña una zodiac donde va el juez que certifica el cruce y donde va nuestro avituallamiento.

La primera hora de nado es continua, hay que salir de una corriente muy fuerte que hay desde la costa.

Los avituallamientos son muy rápidos, máximo un minuto. Se trata de avanzar en todo momento y cuanto más mejor ya que las condiciones climatológicas son muy cambiantes en el estrecho. 


¿Qué es para mi un avituallamiento?

Un avituallamiento no es solo el parar para comer o hidratarse, es un momento de tregua por muy corto que sea, es el momento en el que puedes sacar la cabeza del agua quitarte las gafas y así poder interactuar hablando, viendo a tus compañeros y mirando a tu alrededor.  Se agradece poder pnerte en posición vertical, tanto tiempo en posición horizontal y sin ver se hace duro.

Simplemente el escuchar que tal estas y sentir que no estas solo da un plus extra de fuerza y motivación. El llegar a un avituallamiento significa también el haber superado una parte de la travesía, y el seguir avanzando para llegar al siguiente. 

En nuestro primer intento y después de haber nadado durante 6Km tuvimos que abandonar. La corriente nos estaba llevando a una zona de marruecos donde hay varios puertos importantes y nos estábamos poniendo en peligro.

Y esque por mucho que las cosas se pongan en tu contra y parezca que todo va a terminar siempre hay que ser positivos y tener esperanza, concéntrarte y poner tus energías en que todo va a salir bien.

Y así fue, tuvimos la oportunidad de intentarlo por segunda vez.

Al día siguiente, 18 de junio lo volvemos a intentar, las condiciones eran un poquito más favorables, pero al límite. Solo nos quedaba confiar y pensar que todo iba a salir bien, yo en todo momento estuve muy tranquila, descansé bien y puede parecer mentira, pero de todas las travesías que he hecho, el cruce del estrecho ha sido con diferencia en la que más segura y tranquila he estado.

Nos tiramos al agua, tocamos tierra y el juez pita, empieza el cruce. 

El día estaba claro y soleado se veía en todo momento la costa marroquí.

Nos cruzamos con varios cargueros y pese a estar al limite de que nos sacaran del agua por segunda vez conseguimos llegar.

Cada vez que estoy a punto de llegar al final de cada una de mis travesías, esos últimos metros para mi son muy emotivos, siempre pienso en todas aquellas personas que son claves en mi vida, que me quieren, me ayudan y me dan mucha fuerza.

Tambien pienso que si la travesía hubiese tenido unos metros más no habría llegado. Qué divertida es la mente!

Después de nadar 4 horas y 24 minutos una distancia total de 15,3Km con una temperatura de agua de 17, 7º fui la primera del grupo en tocar tierra. 

Mis compañeros lo hicieron escasos minutos después, el oleaje nos permite subir al islote de punta Cires ya en Marruecos donde nos damos un fuerte abrazo y gritamos “Lo hemos conseguido”

Hay situaciones que no pueden describirse con palabras y esta es una de ellas. 

Y fue así como me convertí en la primera mujer alcarreña en cruzar el estrtecho de Gibraltar nadando.

Recuerdo con emoción la llegada a puerto y el encuentro con Iván y los niños, momentos emotivos que tengo la suerte de revivir después de cada travesía. Ellos siempre están allí esperándome. 

Desde que crucé el estrecho he tenido un sentimiento muy fuerte de querer contar a todos y todas mis proeza, compartir mi felicidad y transmitir el mensaje de que somos nosotros mismos los que nos ponemos los límites, que con lucha y esfuerzo podemos conseguir todo lo que nos propongamos. Y que cada uno siga su corriente.

“TANTO SI CREES QUE PUEDES COMO SI CREES QUE NO, ESTAS EN LO CIERTO” 

Henry Ford.

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